Hace 15 años nadie imaginó que una película de escaso presupuesto con una historia de pilotos de carreras ilegales en el este de Los Ángeles, acabaría siendo un rotundo éxito, teniendo un ingreso en taquillas de más de 207 millones de dólares, convirtiéndose con las siguientes entregas en una de las mayores franquicias de mayor popularidad.
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Por Lizbeth Carrasco Faustinos
Twitter: @alishacarrasco
Los rebeldes pilotos amantes de la adrenalina y pasión por la velocidad, en las diferentes entregas han recorrido el asfalto desde Japón, pasando por México y la República Dominicana, hasta Brasil, las Islas Canarias y Londres.
Y ahora, en FAST & FURIOUS 7, el equipo se une de nuevo para dar vida a la aventura más desafiante y más emocional de las películas anteriores, siendo James Wan quien lleva la batuta de la película como director, que a pesar de que el realizador originario de Malasia es reconocido por películas de terror como Expediente Warren e Insidious, logra captar a la perfección el sentido de la franquicia: adrenalina, sentimientos de hermandad, efectos especiales, coches, mujeres y velocidad… mucha velocidad.
¿De qué va?
En esta última película, los protagonistas Dom (Vin Diesel) y Brian (Paul Walker) después de un año de que fueron perdonados por las autoridades y residiendo en Estados Unidos, desean tener una vida “normal”, sin embargo les cuesta adaptarse a su nueva realidad, puesto que por un lado Dom desea fervientemente acercarse a Letty (Michelle Rodriguez), y Brian anhela acostumbrarse a una vida tranquila, lejos de la adrenalina, las carreras y los balazos.
Sus intentos son fallidos, ya que , Deckard Shaw (Jason Statham), un frío asesino británico, astuto y certero que no tiene nada que perder, persigue implacablemente a los que le hicieron daño a Owen (Luke Evans), su hermano pequeño, durante la última misión del equipo.
Shaw es implacable, asesina a Han (Sung Kang) e intenta hacer lo mismo con Hobbs (Dwayne Johnson) en Los Ángeles, pero no lo consigue e intenta continuar con su cacería humana volando la casa de los Toretto, por lo que Dom tiene que recurrir a un agente gubernamental de alto nivel (Kurt Russell). La única solución para salir bien librados, es encontrar un elaborado aparato de rastreo que el gobierno estadounidense está buscando llamado “El ojo de Dios”, y así, usarlo para encontrar al británico que se caracteriza por estar siempre con un perfil bajo, inlocalizable. Así, la banda formada por Dom, Brian, Hobbs, Letty, Roman y Tej se enfrentará a su mayor amenaza hasta la fecha en lugares tan lejanos como Abu Dabi y Azerbaiyán, pero también en las calles de su propio barrio.
Entre gasolina y lágrimas
En pleno rodaje de la presente saga, en noviembre de 2013, la muerte inesperada de Paul Walker sacudió a toda la producción, por lo que en primera instancia decidieron no acabar la película; sin emargo, después de hablarlo con los hermanos de Walker, consideraron que era mejor terminar la película, en forma de homenaje, en su honor.
Si bien habían filmado la mayoría de las escenas con Paul, quedaban aún escenas por terminar, por lo que completaron el largometraje utilizando el metraje sin usar de películas anteriores, nuevas tecnologías y con la ayuda de de los hermanos de Paul: Caleb y Cody Walker como sus dobles.
Una última vuelta
Así, la última entrega de Rápido y Furioso se perfila como una de las películas más esperadas de la temporada, si bien en momentos las escenas resultan bastante irreales, con acrobacias bien llevadas pero increíbles, la película resulta entretenida, llena de adrenalina, en donde las persecuciones son extraordinarias, y las tomas aéreas simplemente muy bien trabajadas, que logran que el espectador se sienta muy rápido y furioso.
